martes, mayo 30, 2006

Déjenle tirar del carro

Ya se puede ser mula o caballo, que si por el camino uno no se encuentra más que piedras, hoyos y espigas, la carga que se tiene que transportar nunca llegará a buen puerto. Los periodistas y el entorno futbolístico, a pocos días del inicio del Mundial, no están ayudando en nada a que la selección (o combinado nacional o nacional de naciones...Bueno, ya no sé lo que somos...) pueda preparar psicológicamente esta cita. Los 23 de Luis, y en especial Raúl, son el blanco que los supuestos entendidos han decidido machacar. Y es que el Señor de los anillos, que debería haber ganado el FIFA player y el Balón de Oro hace unos cuatro años, lleva dos años buscando ese anillo que le dé la fuerza para volver a encontrarse con todo el fútbol que lleva dentro.
Lesiones, presiones, un equipo en horas bajas y, por qué no, un Raúl que se ha resentido de más de diez años en lo más alto han provocado que el blanco no llegue a Alemania en las mejores condiciones. La verdad es que si Raúl no tuviera todo ese currículo que tiene no hubiera cogido el avión hacia tierras germanas. Pero no es solo eso, sino que Raúl es, como dijo Camacho cuando era seleccionador, el jugador que debe tirar del carro. Un carro con calidad: el mejor portero del mundo, el mejor central del mundo, un mediocampo digno del mejor fútbol total y el segundo mayor goleador de la Liga de las Estrellas. Por eso el Señor de los anillos debe ir a este Mundial: porque ha sido el mejor (y no dudo que algún día lo vuelva a ser) y porque es el único capaz de poner cabeza en este equipo cuando haga falta y poner corazón cuando sea necesario. Desde el campo o desde el banquillo, pero Raúl tenía que estar en Alemania.
Muchos dirán que prefieren a un jugador en mejores condiciones que a uno que tire del carro. ¿Pero dónde llega una mercancía sin que nadie la transporte por el sitio adecuado? Raúl decide si España gira a la derecha o a la izquierda, si avanza o se frena y, sobre todo es él quién debe dar alientos a todos. Por todo esto no debía faltar; pero tampoco por su calidad, porque aunque ahora no reluzca en todo su esplendor, sigue estando en sus botas y en cualquier momento la podemos necesitar, porque no suele fallar en los grandes momentos. Ahora solo falta que los que ponen piedras a Raúl y a la selección en general en todo este camino, dejen de hacerlo. Solo así podrán ayudar a qué la España del Sabio de Hortaleza puesto en duda y el supuesto Raúl acabado, pase a la historia.

jueves, mayo 04, 2006

Derecho civil, derecho penal y…¿derecho animal?

"La fuerza es el derecho de las bestias."

Marco Tulio Cicerón
Mi reacción y la de mucha gente al oír la noticia sobre el proyecto gran simio fue: “¡Pero por favor, ahora los animales tendrán más derechos que los hombres!”. Todos los que creemos esto, nos quedamos tan anchos al soltar tal afirmación, pero el otro día entendí que es totalmente errónea. Lo correcto no es pensar que los monos deben tener más o menos derechos, lo correcto es saber que ningún animal, a excepción del hombre (racional, claro), puede ejercer un derecho.

Busco en la web de la RAE la definición de derecho. En la acepción nueve encuentro: “Facultad del ser humano para hacer legítimamente lo que conduce a los fines de su vida”. Pues eso es lo que mucha gente no sabe (ni los asesores de ZP). No saben que el derecho solo lo puede ejercer el hombre, no porque nosotros queramos, sino porque es algo que hemos creado para ordenar y regular nuestra convivencia. Así que, los monos, por muchos derechos que se les den, no los podrán llevar a cabo.

Darle derechos a un animal, es lo mismo que comprarle a un recién nacido un coche. ¿Para que gastar esfuerzos en dar cosas que serán inutilizadas? Yo no lo entiendo, pero seguro que aquí giran muchos intereses políticos...

Mucha gente, puede decir ahora, que muy bien, que los animales no pueden tener derechos, pero que tampoco pasa nada por crearlos, que son simples palabras. Pero las palabras tienen un peligro escondido. Y es que las palabras en el fondo son el reflejo de pensamientos, y como diría Voltaire: “Una palabra mal colocada estropea el más bello pensamiento”. Pues esto es lo que puede suceder. Es muy bonito pensar en la vida de los monos y que no sean torturados, a nadie nos gusta todo esto…Pero hay que llamar a las cosas por su nombre. Si quieren que hagan más leyes de protección animal y mayores sanciones, pero lo que no se puede consentir es que impongan derechos a los animales. Por respeto a las personas y porque ¿qué pasaría si un animal mata a otro? Con el nuevo proyecto, se supone, un mono podrá denunciar a otro…Muy lógico.

Si este proyecto tira hacia delante (con el permiso de los monos), será un nuevo paso para que las palabras queden vacías de significado y llegue un día en que cada uno le llame a cada cosa como quiera y la sociedad, que se rige por la comunicación, la cual es posible por las palabras, sea un caos.