lunes, octubre 23, 2006

Llegó el día: Ronnie se colpasó


No hay duda de que el fútbol goza hoy en día de su propio David Copperfield, capaz de hacer magia con los pies y levantar del asiento a todos aquellos que aman el verdadero espectáculo. Se llama Ronaldo de Assís Moreira, más conocido como “Ronaldinho”. Y desde mi punto de vista es: “el primer Globber Trotter que encima sabe jugar a fútbol”. Sonrisas, elásticas, sombreros y taconazos son simples adornos que hacen que este jugador sea, a día de hoy, el mejor del mundo. Pero ¿Qué le pasa a Ronnie desde hace un mes y medio? Dónde están sus dribblings endiablados, su chispa, su potencia que dejaba sentado al más duro de los zagueros. No creo que el astro brasileño se haya olvidado de ello, ni mucho menos. Pero su cabeza ya no da para más, y como bien saben, cuando la “testa” no funciona, nada marcha en su debida forma.

Tres años dándolo todo y siendo el mejor del planeta, convirtiéndose así en el “buque insignia” del Barça de Laporta y Rijkaard, y lo más importante: capaz de cambiar la historia de un club hundido en la miseria deportiva. En definitiva, tres años que pasan factura…Y en este caso, nada barata. A esto hay que sumarle un Mundial, que para colmo de males, es un fracaso para la Canarinha, lo que provocó la ira de los seguidores de la verde-amarelha hacia su “10”. Todo esto ha hecho que Ronaldinho explote, que se le borre la sonrisa y que su fútbol esté muy lejos de aquel con el cual nos deleitaba hace poco más de medio año.

Dudar de la capacidad de “Dinho” es un pecado futbolístico y todo el que lo haga debería confesarse de inmediato. Todos podemos tener nuestros baches en la vida, pero también en el trabajo. Y por mucho que cobre 1000, 2000 o 3000 millones anuales (de las antiguas, se entiende) no va a poder rendir siempre a un nivel de matrícula de honor, como había hecho hasta ahora.

¿Soluciones? Haberlas, las hay. Se llaman: reposo y plan de preparación física. Lo primero para que su cabeza desconecte del estado actual (ausente) y el segundo para que sus piernas respondan a tanta exigencia. Queda demasiada temporada para jugársela, reventar a Ronaldinho y que el Barça entre en una dinámica negativa. Por tres o cuatro partidos que el brasileño vea desde la grada o el banquillo, nadie debe preocuparse. Le hará un bien al equipo y al propio jugador. Ya saben que la magia nunca desaparece…Y Ronaldinho todavía tiene mucha por repartir.