¿Eres de derechas? Pues vaya...

Siglos atrás, a las mujeres que cometían adulterio se les cosía una “A” en sus ropas; así todo el mundo las podía identificar y despreciar. A menudo, yo también me siento como si llevara bordada una letra en mi chaqueta, la “D”…la “D” de derechas. Para mí es un orgullo, para otros es motivo de insultos.

A día de hoy, en lo que queda de nuestro país, ser de derechas implica tener una actitud: violenta, fascista, homófoba, xenófoba y racista. Un etiquetaje muy duro de sobrellevar. Pero ni la derecha es violenta (cuando se manifiesta es más pacífica que la izquierda), ni fascista (el fascismo es cosa de la extremaderecha y de los comunistas), ni homófoba (respeta la libertad sexual, mientras la familia y los niños no se vean dañados), ni xenófoba ni racista (el odio a otras culturas no tiene nada que ver con la tendencia política de cada uno).

En cambio, ser de izquierdas es: tolerar, compartir, respetar, ser solidario…¡Despierta! Bonito sueño adornado por el arco iris, ¿verdad? Ya lo decía Shakespeare: palabras, palabras, palabras…Bonitas palabras que las podría decir cualquier niño de 5 años que todavía no ha afrontado la realidad de la vida. Pero ellos, los que sueñan en la igualdad, no saben que sus utopías se pueden acabar convirtiendo en la forma más grande de intolerancia o insolidaridad. Sí, no es ninguna broma, es un simple cubo de agua fría para que despierten todos aquellos que creen en eso que ni ellos llevan a cabo.

Yo, de derechas, les intento despertar y mostrar la realidad. Ellos, de izquierdas, se alejan de mí cuando conocen mis tendencias. ¿Quién es el racista?

(entrada publicada también en: www.iberiasemanal.tk )